jueves, 18 de junio de 2020
Así es como se puede resumir el jueves. Esto de cortar a media mañana para irme a hacer gestiones necesarias pero no importantes sólo consigue que me descentre.
Y eso sin contar con que el hardware en casa empezó a hacer de la suyas. En realidad fue la impresora, que como tengo el servidor de impresión parado aún por un problema de encendido (a saber cuándo podré tener tiempo para ponerme con ello) pues decidí conectarla directamente a mi máquina de escritorio. Es una conexión USB y por la parte del software no hay ningún problema. CUPS la detecta, le busca los controladores y la instala sin casi intervención así que la única pega es que no la detecte.
Y casi me vuelve loco. Tú a lo tuyo, avanzando entre desafíos mentales y despachando tareas, cuando ves que no sale nada impreso y no puedes marcar el objetivo como resuelto. Así que toca inspección visual, toqueteo en el menú miserable que tiene el trasto para ver si despierta de la hibernación, apagar, encender, esperar. Nada.
Consulta en el registro de mensajes para ver si ves algo y te pasas un rato mirando mensajes del núcleo y otras rarezas, un rato en el que tienes el horno para pocos bollos además, te enteras de que el dispositivo no está. Por ninguna parte. Y ves que el sistema no reacciona cuando lo desconectas y lo conectas a cualquier otro puerto. Así que piensas, pero ya al final bastante desesperado por la interrupción mental, que puede que sea el cable. ¿ De un día para otro ? Pues sí. ¿ No es así como ocurren algunas tragedias ? ¿ Súbitamente ?
Y rebuscas en las cajas hasta que das con uno específico (tipo A a tipo B), lo encuentras por pura suerte, lo conectas y ¡ voilá ! a imprimir las dos tontadas.
Pues un clavo más en el ataúd de mi productividad. Y es uno más porque a media tarde recibo un mensaje en el que se me informa de que vamos a necesitar anunciar a los clientes el periodo de cierre de este verano (dos semanas en agosto no decididas aún) y que la parte de facturación es fácil porque es el ERP y lo hace el chico externo.
El problema son las web: el catálogo y las dos tiendas. Porque como ya sabíamos el mantenimiento se dio de baja cuando entramos en el ERTE y, claro, ya no podemos contar con él.
¿ Perdón ? ¿ Tres instalaciones de Prestashop llevan casi tres meses funcionando 24×7 sin supervisión ? ¿ En serio ?