Hace calor, y más en una entreplanta de una nave industrial de más de veinte años con techado de uralita. Y se nota.
En mi oficina tengo un aparato de aire acondicionado que no debe de tener ni número de serie de lo antiguo que es. Lleva fallando de mala manera un par de semanas y el jefe homínido se empeña en decirme cualquier chorrada en lugar de darle la patada al trasto y cambiarlo de una vez.
Que es caro reemplazarlo, señala el muy cachondo, y si no es porque le asusto con que los equipos están sufriendo y pueden llegar a colapsarse y dejarnos en bragas ni se inmuta. Es de la vieja escuela, de los que afirman cosas como que la mujer -según pare- se debe levantar, recoger un poco y ponerse a trabajar. Que eso de recuperarse y de sufrimientos psicológicos es de nenazas.
Pues encima se cree muy ingenioso. ¿ Son todos los jefes homínidos igual de sensibles o es algo que te da el cargo y una nómina de cuatro cifras de las que la primera es mayor de seis ?.
Confirmado: el aparato es de los tiempos de Maricastaña.
La mecánica está al límite y el gas que emplea para enfriar está prohibido desde hace dos años. Todo esto me lo ha dicho un compañero que ayer, precisamente ayer por la tarde, estuvo con el técnico que vino a reparar la antigualla. También dijo que está mal puesto (cosa que ya sabía) y que existen dos zonas muy claras en esta oficina y sólo puede funcionar sobre una, que es precisamente en la que me encuentro yo, porque los servidores están al otro lado de un armario. Así que ni siquiera me queda el consuelo de saber que las máquinas están frías.
El técnico dijo además que no se puede pedir más a la instalación sin cambiar el compresor y las tres consolas que alimenta, aunque renueve el gas, que en cualquier caso tendrá que hacerlo más pronto que tarde y que incluye un recargo por la peligrosidad del que está en uso ahora mismo.
Pues ya verás como por una parte tenemos únicamente cambio de gas (y asumo que el peligroso padecerá una misteriosa fuga del depósito dado el precio que tiene extraerlo y deshacerse de él) y por otra el próximo año sigo maldiciendo porque no se ha cambiado el sistema.