… para no perder la sana costumbre de llorar arrepentidos.
Y es que resulta que en mi trabajo necesitaban, querían, anhelaban, unas tablets para nuestra menguada pero brava fuerza de ventas[1]. Tenían que ser cómodas, rápidas, grandes, buenas buenísimas y, por supuesto, ¡ baratas !. Claro, cómo no. Baratas.
Además, y por si no tenía aún la suficiente emoción en mi vida, tenían que estar las tres listas, preparadas y llenas de contenido catorce días más tarde del anuncio, justo al comienzo de una feria en la que deberían estrenarse los nuevos dispositivos ante nuestra selecta clientela. Obviamente no llegué.[2]
El caso es que para resolver el problema escogí el modelo Darwin de la empresa BQ que parecía que podía dar resultado. Y mas o menos ha sido así y puedo decir que no están mal … hasta que te encuentras con un problema y recurres al soporte técnico. Son amables y rápidos en contestar, no tengo quejas sobre ellos, pero la solución ofrecida ha vuelto a darme en la cara: cualquier actualización, cualquier cambio en el software del dispositivo requiere un sistema Windows para ello. Tanto el controlador del dispositivo como el programa que efectúa cambios en el firmware o que lo reinicia a valores de fábrica funcionan en un Windows XP, en un Windows Vista o en un Windows 7.
Pues eso. Vuelta a empezar y dinero tirado.