de César Mallorquí es una vuelta deliciosa a la novela de aventuras. No debería estar catalogada como juvenil, no le hace falta.
Con esta novela te sitúas a principios del siglo XX, donde todo empezaba a ser posible, e incluye viajes, aventuras, misterio … y unos personajes muy bien definidos.
No me esperaba otra cosa del autor. Siempre he creído que los personajes y los diálogos son lo suyo. Valga como prueba los dos libros que publicó con el personaje de Carmen Hidalgo, una detective con un entorno tan divertido como trágico, y en los que de verdad llegué a pensar que me daba absolutamente igual si el malo era descubierto o no, si el misterio se desvelaba. Me bastaba, como con La isla de Bowen, con disfrutar de la interacción de los personajes.
Vale, no voy a negar que el argumento central también tiene su interés, especialmente la cantidad de referencias cruzadas con personajes como Nemo, Arthur Conan Doyle, Torres-Quevedo, y anécdotas como la famosa pareja de leones devora hombres en África (de la que hicieron una película). Todo ello está muy bien hilvanado y consigue que la historia sea muy sólida.
Mi valoración: 9/10