… porque ahora que he definido un protocolo de limpieza, de los que no tengo que pensar en el cómo si no en el cuándo (y eso es otra historia) es mejor facilitar las cosas.
Hasta hace un rato la realidad era que tenía una bayeta siempre a mano, en el colgador sobre el bidet, y un estropajo en … bueno, por ahí, estorbando. Total, un drama de los míos.
Buscaba una pequeña cesta metálica que me diese disponibilidad y evitase, en lo posible, un exceso de humedad. Sí, claro, cambio la bayeta y el estropajo regularmente pero mientras permanecen sin secar. Y no ha habido manera de encontrarlo hasta que, esta mañana, he tropezado con un separador de libros con buen aspecto. Ya usé la pareja para mi biblioteca de cocina y recordaba que eran muy fáciles de manipular. Un doblez más o menos recto y se pueden usar sin más.
No es todo lo estable que quisiese y tampoco tengo muy claro cuán impermeable resultará; de momento me ha servido.
Antes
Y ya está. Toca guardar el colgador retirado para que mi casera no tenga quejas y observar qué tal funciona los siguientes días.