… seguro que así podré completarlas mejor. Más que nada porque me conozco y procrastinando soy un as.
Aprovechando retales de cartulina del regalo que le hizo Laura a su madre (en el día de) he cortado un puñado de trozos de la misma dimensión, unos 10 por 4 cm., y con rotulador grueso he estado anotando las tareas domésticas sin fijarme mucho en los colores que empleaba.
Las tareas las he clasificado primero en rutinarias (plancha, lavadora, …), regulares (baño, fregado, polvo de los muebles,…) y excepcionales (limpiar y descongelar nevera, …).
El tarjetero ha sido sencillo: una piel doblada sobre sí misma y cosida en los lados. Unos imanes pegados a la trasera y un par más de tipo botón para compensar el peso.
La idea decidir qué tareas son las siguientes que tengo que completar, extraer las tarjetas y sostenerlas con los imanes. El tarjetero debía ser cómodo de emplear, no estoy muy seguro de si eso es así, pero al menos están a mano.
Ah, una vez que haya completado las tareas podré quitar las tarjetas y volver a guardarlas. Pero lo de terminarlas es obligado.
:-)