Primera vez, que recuerde, que voy a un espectáculo de danza flamenca. Con influencias Chilenas, claro, pero flamenco.
Cogí la entrada porque ese fin de semana estaba solo (para variar) y porque no costaba dinero. Al parecer hay una mancomunidad de pueblos cercanos que pagaban el evento por el día de la violencia de género. Así que saqué la entrada en Moralzarzal y fui. Y resultó ser muy difícil de describir.
Al principio no entendía nada. Nada de por qué hacían lo que hacían, no de la historia, que sé que hablan del cierre de una mina de carbón en Chile en los años 90 desde el punto de vista de las mujeres. Sólo al final hay una voz que en dos frases te cuenta el final de la mina y de todo el mundo un poquito. El resto es danza y cante.
Reconozco que tampoco sabía que era danza, ni flamenco ni que el grupo era profesional. Pensaba que por el precio sería un grupo aficionado y por eso creo que me fueron convenciendo y arrastrando hasta que llegó un momento en que simplemente quería más. Y lamenté de veras que fuese tan corto.
Vale, tenía que haber sospechado algo cuando al fondo del escenario tenían a un guitarrista (guitarra española), una cantaora y un … no sé cómo llamarle, ¿ percutor ? con un cajón entre las piernas. Y luego los zapateados. Y después la coreografía. Y, bueno, todo lo demás.
La compañía es la de Pedro Fernández Embrujo y tienen web propia. Espero volver a verles en otra porque de verdad que lo pasé muy bien.