Ayer, por videoconferencia, tuve una entrevista con una empresa de outsourcing en asuntos de informática (o TI como dicen en el gremio) y descubrí algunas cosas que no terminaron de gustarme.
Fueron dos personas, una que tal vez fuese el gerente, de cierta edad, y otra de recursos humanos que estaba en Murcia y que era más joven. Habían leído mi CV y tenían preguntas que hacerme al respecto. Primero me parecieron curiosas, luego raras, sólo al final lo entendí y no me gustó. No querían explicaciones sobre como era yo como informático o como programador, querían etiquetarme para saber cómo venderme. ¿Programador o administrador de sistemas? No supe bien qué responder pero las dos opciones me parecieron bien.
El mal regusto lo tengo porque no entendí lo que pretendían hasta después de la reunión. Por mi parte no creo haberlo hecho bien; intenté explicar qué tipo de informático soy y podía ser y resulta que estaba hablando a la pared. Debo aprender de ello y cambiar de táctica para la próxima.
Y no los critico, ojo, se dedican a proporcionar personal a empresas y tienen que tener claro qué ofrecen y qué se puede esperar de ellos. Lo que ya me pareció chocante es que me contrataban ellos pero el tipo de trabajo -presencial, remoto o híbrido- lo definían las empresas cliente. Las guardias, su duración y tipo, también.
Pues quizás yo sea muy simple pero no acabo de verle la gracia, como trabajador, a ese arreglo. Claro que lo mismo tengo que acostumbrarme a ello porque no tendré otras opciones. Eso o cambiar de trabajo. Algo que me han preguntado alguna vez y que me duele bastante porque creo que tengo mucho que aportar aún y hacerlo sería una rendición.