Ayer recibí una llamada de un comercial de Telefónica (con acento español de España) que me preguntó si estaba contento con el servicio. Le dije que si pero que era demasiado caro y me contestó que casualmente me iban a hacer el cambio de 6Mb de bajada a 10Mb el próximo lunes, así como a rebajarme la cuota de cuarenta y tantos a treinta y tantos. ¡ Y sin tener que hacer nada !

Nada excepto apagar el «modem» ADSL durante cinco minutos el día indicado. Bueno, pues vale, así lo haré. Y no, no tengo ningún entusiasmo por la noticia porque el aumento de la velocidad de bajada, al no verse compensada la velocidad de subida, empeora mi conexión actual en lugar de mejorarla. Iré a peor y participaré menos en la red.

Y hoy me ha llamado otro comercial de Telefónica (éste sí que tenía acento de América) para «venderme» Imagenio y tras decirle cinco veces: «no, gracias, no me interesa» ha terminado despidiéndose con educación. Yo también. Es lo último que me faltaba; no tengo tiempo ni de rascarme como para aficionarme al «furbol» ^[1].