… pero muy feroz.

Hoy he recibido recado de que mi asistenta se había encontrado a este monstruo en el salón. No estoy seguro de si estaba debajo o encima del sofá pero la señora, valiente como ella sola, lo ha terminado de acorralar en el garaje y se ha asegurado de que no escapase

Capturarlo ha estado chupado; manipularlo no tanto. Al final lo he metido en una especie de terrario al que tengo pendiente de dar destino y me he ido a recoger a las niñas al colegio, seguro de que estarían dispuestas a verla más de cerca.

Éxito total. No sólo han participado en fotografiar al animal, sino que insistían en tocarlo con las manos y en liberarlo ellas mismas. Hemos llegado incluso a construir, con un palo y una cuerda, un artilugio para mantenerla quieta mientras le tomábamos fotos.

A continuación algunas imágenes del bicho, muy enfadado, mostrando su mortífera capacidad. Tanta que llegó incluso a morder el pequeño teleobjetivo de la cámara cuando lo activé y sobresalió en su dirección. No pude tomar foto porque la cámara no daba para tanto.

Y estas otras son de cuando la sacamos al patio -inmovilizada con el invento- para aprovechar la luz solar y hacerle algunas fotos más naturales:

Después de eso la llevamos a un descampado cercano y la soltamos tras cercionarnos de que no había sufrido daños. Y lo cierto es que tuve que imponerme para ser yo el liberador porque las niñas ya le habían perdido todo miedo al animal y, qué carámba, que uno tiene que mantener cierta reputación.

:-)