Quizás fuese una mala colocación durante la construcción, quizás sea el asentamiento del edificio, el caso es que un pared de cristal se rajó hace unos meses y desde entonces no ha dejado de crecer. Son tres metros y medio de largo por dos metros y cuarto de alto, más casi cuatro centímetros de ancho, de vidrio multicapa que debe de pesar una barbaridad.
Una vez dado el parte a la compañía del seguro y superados los innumerables trámites técnicos (vamos, que no se ponían de acuerdo entre el albañíl y el cristalero sobre cómo hacerlo) esta tarde han llegado con una grúa una cuadrilla de siete operarios y han cambiado el muro transparente.
No me he resistido a hacer una foto cuando la grúa levantaba por encima del edificio el susodicho cristal con la ayuda de una enorme ventosa eléctrica.
El edificio supera los ocho metros de altura.
¡La leche! Menuda complicación, tuvo que ser digno de verse.
Menos mal que la compañía de seguros no os puso pegas, porque yo a estas alturas tengo la sensación de que sólo sirven para poner el cazo. En enero dimos parte por una humedad que salió porque se abrió una grieta de asentamiento entre las baldosas de mármol del baño principal y se filtró agua hacia la habitación de al lado. Fue poca cosa, una humedad de unos 40×40 cm en la pared y algo de mancha oscura en la tarima. Pues bien, Santander Seguros se negó en redondo a asumir la reparación (ni siquiera la pintura de la pared) pese a que mi casero lleva 10 años pagando religiosamente y sin un solo parte. Según ellos estas cosas son «falta de mantenimiento». ¡Nos ha jorobao, si tengo un seguro es porque *no* quiero ocuparme del mantenimiento!
Así que no me hubiera extrañado que te hubieran salido por la tangente con rollos del tipo «si tiene usted una pared de cristal es su problema», «tenía vd. que haber calzado la casa con una cuña» o algo así… :P
@Anghara : Pues todavía puede ser peor. Y no es que quiera abrir un debate sobre la honorabilidad de las compañías de seguros, pero es que te pasas la vida descubriendo sorpresas con ellas.
En mi anterior vivienda nos robaron dos veces el videoportero (sospechamos del instalador dado el precio de reposición tan bajo) y tras la segunda ocasión nos echaron del seguro porque según ellos no habíamos hecho nada para impedir que se volviese a cometer el robo.
No recuerdo el término pero venía a ser algo así como «falta de medidas» o algo parecido. Tuvimos que instalar un marco de hierro semisoldado alrededor del videoportero que encareció en un pico el siguiente seguro que hicimos porque el perito dijo que necesitarían una radial para efectuar cualquier reparación. Vamos, que si no tomas medidas mal y si las tomas también.