No debería tener un perro …

… es la conclusión que obtengo tras asistir a una jornada de tenencia responsable de animales en Alcobendas.

Lo que he escuchado no es nuevo, ya lo oí de un adiestrador hace un año. No tan bien expuesto ni con tan buenos ejemplos pero es lo que me estaba diciendo: que el perro necesita una educación básica para que puedas tenerlo en sociedad sin que moleste ni asuste. En aquél entonces estaba combatiendo un problema concreto en mi persona y preferí mirar hacia otro lado y disfrutar del bicho, convenciéndome de que no necesita ser una máquina y que basta con que no sea agresivo pero …

Antes de mencionar quién organizaba la jornada voy a intentar resumir qué he aprendido en ella. Los conceptos no están en un orden especial.

  • Es necesario establecer un vínculo con el animal, algo que le ate emocionalmente a ti.
  • El maltrato es un término más amplio y sutil de lo que se entiende.
  • Son capaces de expresarse y es necesario aprender a escucharles (aquí puede darse mucho el sesgo de confirmación para evitar hacer lo necesario).
  • Si no ponemos de nuestra parte no vamos a conseguir que nos acepten al bicho. Empatizar con los que no tienen perro es obligado.

Otras ideas:

  • Los excrementos no recogidos son un peligro biológico para todos: perros y humanos; el número de patógenos que pueden transmitir -entre otras cosas- es sorprendentemente elevado. No me haré el loco si tengo que internarme en el campo a recogerlos.
  • Comida de calidad con regularidad nos permite saber cuándo al perro enferma por otra cosa. Tendré que establecer un presupuesto para que coma mejor y evitar conformarme con lo más barato. Buena explicación entre la gama alta y la baja por el contenido explícito que ambas contienen y del que informan mejor o peor.
  • Normas: es necesario establecer normas para que el animal no piense que está entre locos y no sepa a qué atenerse. Aquí también flaqueo.
  • El paseo. Uf, esto daría para mucho más que una entrada en el blog.

Sí, el paseo es en lo que más fallo. Debería ser el rato que pasamos juntos y en el que nos divertimos. Los dos. El momento en el que se construye y refuerza el vínculo emocional. Vamos, que el bicho debería querer estar conmigo en el paseo y no en cualquier otro sitio. Jo. No lo he enfocado bien desde el principio.

Podría alegar desconocimiento. Que la red está llena de ruido y falta de información y que no sé distinguirlos. Que es muy caro educarles. En tiempo, en ganas, en dinero. Sí. Podría decir todo eso pero estoy rehuyendo enfrentarme a ciertas cuestiones:

  1. ¿ Para qué he adoptado un animal ?
  2. ¿ Qué estoy dispuesto a hacer por él ?

No encuentro respuesta para la primera. La segunda me derriba las defensas directamente. En mi caso es tan fácil esquivar la cuestión que me asusta afrontarla (no suena coherente pero sé de lo que hablo; cuando lo digiera tal vez escriba sobre ello).

Tarde de domingo lluviosa apacible sólo por fuera …