Hoy es domingo y he hecho lo que he podido programando. Tenía mucho que hacer en casa y no he tenido oportunidad de dedicarme mucho.
He seguido con la parte del código del analizador léxico de los códigos teatrales tratados y me ha salido una máquina de estado muy cuqui porque algunos elementos se extienden más allá de una línea y he preferido ésto a tener que pegarme con expresiones regulares multilínea.
Las máquinas de estados son mi construcción favorita de siempre en programación. Es algo muy raro pero el cosquilleo que siento con ellas es único. Al principio escribo una barbaridad de código y luego, poco a poco, lo voy optimizando hasta dejarlo en su mínima expresión. Es análogo al huevo y la gallina y me lo paso muy bien. Que sí, que ya hay analizadores léxicos de sobra; he usado lexx para hacerme, años atrás, mi propio lenguaje de programación interpretado y tuvo su encanto para aprender a usar la herramienta y centrarme en lo que hacía el lenguaje en sí: campos calculados en formularios de entrada de datos. Excesivo pero gozoso.
En fin, que tengo aún otra máquina de estados más en la parte sintáctica y estoy deseando ponerme con ello.