Esta es la vigésima novela de estos dos muchachos dedicada al agente especial Pendergast y que en realidad sirve de excusa para la siguiente, también publicada, y de la que he podido leer la sinopsis.
Pendergast es lo que es. Hace mucho que el personaje se les fue de las manos y es casi un cliché de sí mismo. Fue una versión moderna de Sherlock Holmes, con sus rarezas y su historia familiar, llena de sangre, secretos y mucho dinero, y ahora es casi un esperpento.
Revelaciones a partir de aquí
El comienzo de la novela recrea el caso de D.B. Cooper que secuestró un avión en 1971 con una falsa bomba y que tras conseguir el dinero del rescate en un aterrizaje ordenó volar de nuevo y se lanzó en paracaídas y no se volvió a saber de él. Esto tiene relación después con la novela, obviamente, que suelen empezar con un misterio misterioso y de alguna manera lo insertan en la historia e incluso lo modifican para usarlo con todo el descaro.
El Pendergast sigue con su manía de ir por delante en el razonamiento y la observación y no darle ni mijita a su compañero, un agente del FBI como él pero de ascendencia india (Lakota creo) y que su jefe reclutó en la novela anterior o la otra para atender casos raros (como todos, que aquí no tienen nada apacible ni sencillo ni creíble) y que está más cabreado que una mona y sólo quiere volver a casa. En esta novela hace el papel de Watson. No se entera de nada porque el Pendergast no se lo comunica más que cuando llega el momento de hacerse el vistoso y poner cara de ¿cómo no se dio cuenta, Watson, era elemental? que tanto tiene que fastidiar a todo el mundo. Es más contenido que el Sherlock original, eso sí, pero como va a su rollo todo el tiempo pues molesta igual.
Luego está Constance, la pupila del Pendergast, que tiene más de un siglo de edad porque a finales del XIX un doctor malo de la muerte experimentó con ella y consiguió que estuviese joven y buenorra todo ese tiempo. Tiempo que dedicó a aprender mucho en una gran mansión en la que estuvo recluida décadas y dećadas hasta que el Pendergast la descubrió y la puso bajo su protección y cuidado.
Protección y cuidado que si no recuerdo mal no fueron continuos porque la muchacha conoció al hermano malvado del Pendergast que la sedujo, la embarazó, la abandonó y luego el Pendergast tiró a un volcán italiano en erupción. No recuerdo si el Etna o así. Supongo que similar a lo que le pasó a Sherlock con una catarata y que el autor tuvo que resucitar tiempo después si no quería que los fanáticos lectores que tenía le desollasen vivo.
Vale, el caso es que en esta novela van a Savannah, una ciudad de las llamadas sureñas en USA porque hay unos muertos que han aparecido exanguinados a lo bestia. Pero sin gotita de sangre alguna y como es algo inusual pues los desvían de su vuelta a casa y los mandan para allá. Constance hace como su tutor y se pira a su bola a investigar cosas. El indio va de comparsa con el Pendergast pero no hace ni el huevo porque el otro, aún tratándole con cortesía y buenos modales sureños, le mantiene en babia. Y el indio que sólo quiere volver a su casa.
Todo esto es una excusa para conocer a una dama excéntrica, rica, inteligente y que toca el piano en la última planta del hotel donde se hospedan y que al final resulta ser el famoso Cooper que secuestró el avión para quitarle a uno de sus profesores o compañero de trabajo -no recuerdo- un invento de la leche y usarlo después para forrarse. ¿Cómo? Colocando en Nueva York una cámara enfocando un sitio concreto donde tienen las cotizaciones de bolsa en un anuncio continuo. Después el invento abre un portal un minuto en el futuro y conecta con la cámara y así se adelanta unos segundos y opera en bolsa con ganancias pequeñas pero continuas.
Ese invento, si lo fuerzas, abre portales al futuro pasando por otros universos por los que, ¡vaya por dios!, se cuela algo grande, peligroso, volador y… Sí, que bebe sangre humana.
El resto de la novela es intentar pelear con el bicho que se ha puesto en modo berseker y empieza a beberse a personas que asisten al mitin de campaña de un senador malo y asqueroso y a liarla parda. Al senador se lo bebe también. Qué menos.
Al final de la novela la Constance usa la máquina del tiempo para volver con joyas al Nueva York del siglo XIX donde el doctor malvado la capturó para experimentar con ella y darle una vida larga y joven, e intentar impedir que eso pase (en fin). Resulta también, que ya no lo recordaba, que como le gustó el hermano malvado y superinteligente del Pendergast también se quiere encamar con él y éste pues no está por la labor. No sé por qué no, porque la chica tienen modales, educación, inteligencia, sentido del humor, está buena … Y él tiene aspecto de muerto recién revivido como le describen siempre. Yo si fuese él no pondría tantas pegas.
Y eso, que en la siguiente novela ella estará en el pasado y él, el Pendergast, liará a algún otro Watson para que viajen juntos a cambiar las cosas porque sí.
¿Otro? Claro que otro. El indio estará metido en algún sitio lejano intentando pasar desapercibido para que no metan en estos líos de los que no saca nada.
Madre mía qué locura de trama
Pues se me han olvidado cosas de lo tonto que llega a ser. Mientras el bicho se está bebiendo a medio Savannah y están todos a tiros con él, que no le hacen mella alguna, al Pendergast se le ocurre que puede que no esté del todo aquí, como no presente definitivamente (ya tú sabes) y que para matarlo pues tiene que ir al universo del bicho y acabar con él allí. Y se mete en la máquina, en el portal que abre, y busca el universo del bicho y termina encontrándole junto con su familia y los liquida a todos a tiros y así el monstruo que estaba aquí, etéreo pero liquidando gente, pues desaparece y se salva el indio y cuatro más que eran los buenos.
El cómo pasa por múltiples universos sin cascar de mil formas distintas, desintegración atómica incluida, es algo que no explican. No pagamos tanto como para que lo hagan. Y al final lo importante es que la chica viaja al pasado para deshacer el daño que le hizo el médico malvado sin tener en cuenta aquello de que cambiando el pasado se cambia el presente y que les jodan a todos.
No, vamos de mal en peor. Y mira que cuando se ponen tienen novelas de aventuras chulas. Pero como que se les acabó.
El ídolo perdido y El relicario no es que fueran unas maravillas, pero no eran tan enloquecidas.